«Oscar Hagerman, el arquitecto rechazó lo faraónico y monumental,
las torres que perforan el cielo, los proyectos terroríficos,
los centros comerciales y los complejos habitacionales que nos lanzan al infierno.
En su lugar, eligió una humilde silla de madera;
una silla que le apetecería tanto a un campesino como al príncipe Claus.»
Elena Poniatowska
Alguna vez oí decir a Hagerman que la silla es la más pequeña de las arquitecturas, tal vez por esto en su trabajo el diseño de una silla tomo tanta relevancia y ahora nos presenta Oscar Hagerman, sillas de México. Una muestra que se compone de cinco de sus diseños de sillas más importantes, cada uno acompañado de ocho variantes que dejan ver sus exploraciones, sus inquietudes y su experiencia. Además de un plano en alzado escala 1:1 del que, si pudieras arrancar, podrías copiar el diseño tal cual.
Sin duda el trabajo de Oscar Hagerman siempre enamora por el cariño con que hace cada uno de sus diseños: nunca diseña para él si no para los demás. Ha sabido escuchar a sus usuarios y a los artesanos locales, cada comentario lo toma en cuenta para mejorar y eso se nota en cada ensamble, en los materiales, en las texturas y en las tramas. Hagerman siempre hace participes a sus usuarios y deja que se apropien de su diseño. Él dice que de alguna manera los diseños dejan de ser de uno: la silla Arrullo es de todos, está un poco fuera de tiempo, la dibuje hace 50 años y sigue siendo de ahora.
La exposición al igual que su obra es para los visitantes. En los muros colocó una mezcla de lodo y paja, lo cual le da un olor particular a la galería, como de campo. Al entrar puedes ver sobre un tapete de palma tejido las sillas agrupadas como en mesa redonda, listas para usarse. Puedes sentarte en cualquiera de las 42 sillas expuestas, probar la confortabilidad y la ergonomía de cada una, algunas diseñadas para niños, ver las variantes en el diseño con cojín, sin cojín, con pambazo, con las patas mas gruesas o más delgadas, además de moverlas o girarlas para ver como están hechas y de qué, desde palma, piel y cinta plástica hasta tripas de chivo, sin olvidar la preocupación de Hagerman por usar y promover maderas certificadas para asegurar la conservación de los bosques. Y así, en las humildes sillas como los campesinos pasan el tiempo deshojando su maíz en ellas, puedes pasar horas sentado en esta exposición.
La exposición estará en la galería Kurimanzutto hasta el 8 de septiembre.